Un ataque de denegación de servicio (DoS) es un ataque destinado a apagar una máquina o red, y tornarla inaccesible para sus usuarios previstos. Los ataques DoS lo logran inundando el objetivo con tráfico o enviándole información que desencadena un bloqueo. En ambos casos, el ataque de DoS priva a los usuarios legítimos (es decir, empleados, miembros o titulares de cuentas) del servicio o el recurso que esperaban.
Las víctimas de los ataques de DoS suelen ser servidores web de organizaciones de alto perfil, como empresas bancarias, comerciales y de medios de comunicación, u organizaciones gubernamentales y comerciales. Aunque los ataques de DoS no suelen provocar el robo ni la pérdida de información importante u otros activos, su manejo puede costar a la víctima mucho tiempo y dinero.
Hay dos métodos generales de ataques de DoS: inundar servicios o bloquear servicios. Los ataques de inundación se producen cuando el sistema recibe demasiado tráfico para que el servidor pueda amortiguarlo, lo que hace que se ralentice y finalmente se detenga. Los ataques de inundación más populares incluyen:
Otros ataques de DoS simplemente explotan vulnerabilidades que provocan el bloqueo del sistema o servicio objetivo. En estos ataques, se envían entradas que se aprovechan de fallas en el objetivo que posteriormente bloquean o desestabilizan gravemente el sistema, de modo que no se puede acceder a él ni utilizarlo.
Otro tipo de ataque de DoS es el ataque de denegación de servicio distribuida (DDoS). Un ataque de DDoS se produce cuando varios sistemas orquestan un ataque de DoS sincronizado a un único objetivo. La diferencia esencial es que en lugar de ser atacado desde un solo lugar, el objetivo es atacado desde muchos lugares a la vez. La distribución de hosts que define un DDoS proporciona al atacante múltiples ventajas:
Las tecnologías de seguridad modernas han desarrollado mecanismos para defenderse de la mayoría de las formas de ataques de DoS, pero debido a las características únicas del DDoS, todavía se considera una amenaza elevada y es motivo de mayor preocupación para las organizaciones que temen ser blanco de un ataque de este tipo.