Los equipos de seguridad se enfrentan a una vertiginosa variedad de amenazas, desde el ransomware y el ciberespionaje hasta los ataques sin archivos y las dañinas vulneraciones de datos. Sin embargo, la mayor complicación para muchos analistas de seguridad no es la interminable cantidad de riesgos que dominan los titulares de las noticias, sino las frustrantes tareas repetitivas que deben realizar cada día para clasificar los incidentes e intentar reducir una interminable acumulación de alertas.